Con la mirada perdida al fondo de la sala, Rijkaard, el entrenador de Barça, pidió perdón. Sin saber aún las causas de la humillación sufrida ante el Getafe, la enésima del curso, el técnico holandés no puso parches a la caída: "No hay excusa. ha sido uno de los partidos más duros para mí". La confesión cayó, no obstante, en saco roto para el aficionado culé. Ya no valen las palabras. Sólo quiere acción ante la desidia y los privilegios de un grupo mimado. El sonrojo del Alfonso Pérez puede, por el efecto contrario, haber valido una Liga. O haber ganado un año para un club y su hinchada, a la que se le borró el gozo de apenas un año en París. El perdón de Rijkaard es el fin de un ciclo, el comienzo de otro.
Enfrente, el Getafe, instalado en la fe y alimentado por el 'gol del siglo' de Messi, hizo feliz a los modestos. La fiesta fue larga. Lástima que tuviera un reparo: Schuster, el alma de la remontada, no estará el próximo año en su banquillo.
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3 comentarios:
¿MI SCHUSTER SE VA?.¿A DÓNDE?.¡QUÉ PENA!...
Cómo te he dicho muchas veces, las palabras se las lleva el viento, cuentan al principio, pero con el tiempo lo importante son los actos/resultados. Las palabras pueden adornar los hechos, lo cual es muy grato, sin embargo palabras sin hechos...¡NO!. Pero hechos sin palabras...¡SI!.
Si no lo hubiera hecho ya antes, Schuster ha demostrado ya su categoría como técnico al frente del Getafe. El presidente lo da por perdido, ya no lo oculta públicamente y Schuster se deja querer ... Si por él fuera, se iría al Real Madrid, pero dependerá de lo que pase al final de Liga.
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